miércoles, 7 de diciembre de 2011

REFLEXIONES ACERCA DE LO PROFUNDO


No sé muy bien cómo funcionan estas cosas. Pero de lo que si estoy seguro es que nuestros trabajos nos enseñan a conectarnos con nuestro mundo interno, con algo profundo y sagrado. Nos guía la sospecha de que traspasando cierto umbral tomaremos contacto con una fuente de inagotable inspiración, desde donde se podría construir una realidad interna y externa distinta a la que conocemos, que trasciende el tiempo y el espacio conocido. En algunas experiencias de meditación, a veces en sueños o en chispazos de lucidez, habremos tenido la ocasión de rozar este fondo interno, que lo reconocemos presente alumbrando nuestro pensamiento, inspirando nuestros mejores sentimientos y orientando nuestras mejores acciones. Momentos en que desde aquello interno nos conectamos con otros con "su interno", donde se establece una profunda comunicación y donde resignamos lo individual a favor del conjunto, convergiendo en un mismo sentido y en una misma dirección.

Normalmente nos relacionamos con nuestros semejantes de manera externa. Vemos cuerpos y actitudes pero no seres humanos y nos relacionamos según las realidades ilusorias que hemos construido cada uno de nosotros, sumidos en nuestro paisaje de formación. A veces coincidimos y caminamos juntos por un tiempo hasta que nos separa el fin de algún ensueño. Pero a pesar de todos los desencuentros que el ser humano ha tenido con su propio destino, desde los estados más bárbaros a los actuales el hombre ha ido incursionando en su mundo interior, y desde allí han surgido construcciones notables e innumerables certezas que le llevaron en distintas épocas, a modificar su realidad y a reorientar su destino.

Esta constante se puede rastrear a lo largo de la historia del hombre, a través de su inspiración, de sus reflexiones y expresiones así como a través de sus obras. Siempre hubo alguien, que en recogimiento lanzaba preguntas al abismo interno, a veces devueltas como respuestas, a veces perdidas en el eco repetido de las profundidades.

¿Qué sería lo que movilizó a seres primitivos a acercarse al fuego y a dominarlo? ¿Qué sería lo que inspiró las profundas reflexiones que llevaron a Galileo a imaginar una realidad del Universo distinta para su época? ¿Qué habrá motivado el surgimiento de las grandes religiones? ¿Qué profunda revelación inspiró los escritos del maestro Silo?. En todas las épocas de alumbramiento de la humanidad se rastrea el fenómeno del contacto con lo profundo, fuente infinita de fe e inspiración.

Reconocemos este contacto con lo profundo cuando la nitidez de nuestros pensamientos encuentra en nuestro corazón la CERTEZA DE EXPERIENCIA, fe inconmovible que habrá de validarse en la acción verdadera.

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