martes, 29 de noviembre de 2011

ACTO DE CIERRE DEL PRIMER CONGRESO DE D.D.H.H. DE LA UNIVERSIDAD HUMANISMO CRISTIANO


Para nosotros humanistas, los D.D.H.H. son una aspiración lanzada al futuro. En ningún rincón de la Tierra se cumple ese estado de derecho ideal. Hace 63 años, se escribió una declaración de principios que firmaron más de cien países y posteriormente, infinidad de anexos a esa carta y tratados han sido ratificados por muchos estados, pero la verdad sea dicha, poco es lo que se ha avanzado en estos temas.
Hoy día aquella carta fundamental es letra muerta con la que dirigentes del mundo lavan su conciencia. Durante estos años la violencia se ha desencadenado en forma de conflictos armados de toda índole, se han acentuado las desigualdades provocando grandes migraciones, hambrunas incontrolables, daño feroz al medio ambiente, mientras el Capital especulativo controla toda actividad, coopta los Estados y estrangula al ser humano. Y esto ha ocurrido porque nuestras sociedades han puesto el interés en cosas alejadas de las necesidades del hombre.

A veces se ha puesto como valor central a Dios, otras al Estado o al Capital, olvidándonos que nuestro principal valor debe ser el ser humano, su progreso y su bienestar. Solo construyendo en torno a las necesidades del ser humano es que algún día podremos decir que sus derechos están protegidos, y que estos derechos están en plena vigencia.

Sin embargo esta aspiración surgida desde lo más profundo del ser humano, ha viajado a través de los tiempos y actúa en el presente, haciéndonos imaginar un futuro más humano y trascendente. Quienes nos preocupamos de estos temas fortalecemos nuestra convicción en la fe interna, en la certeza de que sí es posible un mundo mejor, y nos esforzamos en ampliar nuestra conciencia incorporando las necesidades de los demás como propias, única forma de ver a un desconocido como un amigo y de ver a mi amigo como mi propio hermano. Para hacer esto seguramente habremos tenido que renunciar a la mirada egocéntrica e individualista heredada, para incorporar el dolor y el sufrimiento ajeno como parte de nuestro paisaje, pero de seguro habremos ganado fortaleciendo nuestro propio sentido de la vida.

Pensamos que los defensores de derechos humanos del futuro serán personas valientes, amantes de los cambios y de la libertad. Personas que tratarán a los demás como quieren ser tratados y que ubicarán siempre al ser humano como valor central. Gentes que abrazarán la no violencia activa como metodología de acción.

Pero los defensores del futuro ya están aquí.

Los vemos en aquellos que caminan apurados a juntarse con otro para ayudar a un tercero, o en aquel lunático que ocupa su tiempo de descanso en organizar una junta de vecinos y pinta carteles con demandas frente a la municipalidad, o en aquella señora que consigue que pavimenten la calle de su vecindario, o en estos otros que se reúnen a conversar acerca de DDHH. Se les divisa también mezclados entre los estudiantes movilizados por una educación gratuita y de calidad, o en aquellos mapuche que son capaces de inmolarse en ayunos interminables tras sus demandas territoriales.

Se trata de seres humanos normales que respiran y viven individualmente, pero que se suman alegremente a aquellas tareas de conjunto, donde lo que esta en juego ya no es solo lo mío sino lo de todos. Gente entusiasta que conecta con lo más profundo de si misma, desde donde percibe una dirección y un sentido común para todos. Entre ellos comienzan a surgir códigos y un lenguaje común. En estas actividades cada mirada encontrará su similar, un gesto su correspondiente, y todos los carteles representarán parte de lo que pienso. Que lo que le pasa a otro me afecta, que si no mejora él yo no mejoro, que los derechos del otro son los míos, que aquel que está enfrente mío ya no es un desconocido sino un hermano, hermano en las dificultades, en las esperanzas y en los sueños de un mundo más humano y más justo.

Les reconoceremos por su fe inconmovible, porque no hablan de si mismos sino de nosotros y porque nunca se olvidan de agradecer. Los defensores de D.D.H.H.del futuro, sabrán colocarle alas a la intención y serán los constructores de una nación humana universal.

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